52. Ternura
Ojos niños, en
un rostro niño
de un pequeño
cuerpo niño,
cobijado bajo sábanas celestes
en una mecedora,
ante la mirada atenta
de una madre
en vela.
53. Las Parcas
Pocas veces,
muy pocas,
cuando la
noche se vuelve un frío incontrolable,
las hermanas
sin rostro vuelven la mirada
sobre quienes
corren por la vida
sin ver a los
costados
y en un mohín
perplejo
vuelven la
cabeza.
54.
No puedo más.
Sólo hasta
ayer me sentí vivo,
cuando tu
mano grácil
contorneaba
mi rostro.
55.
Tus lágrimas
me turban.
Sin saberlo
hacen crecer
en mí las emociones
que
permanecen húmedas
hasta el
siguiente llanto.
56.
Una ventana
hacia la nada
abierta por
momentos,
cerrada casi
siempre,
separa con un
vidrio imperceptible
las emociones
puras,
los sonidos
abstractos,
los
silencios.