Ciento un relatos... Mis palabras de agradecimiento

Hola a todos. Buenas tardes. Gracias por haber venido a acompañarnos en este día tan importante para nosotros. Y ya que empecé dando gracias, quiero seguir agradeciendo a quienes hicieron posible todo esto que estamos viviendo.

• En primer lugar, doy gracias a ese Dios en el que creo, a veces con alguna dificultad, que me dio la vida y las ganas de escribir, y además me regaló las posibilidades para hacerlo. Gracias Señor por tus regalos.
• También agradezco a mis padres, a quienes extraño y que me gustaría que hoy  estuvieran aquí. Gracias Natalio y Maruca. Sé que me están acompañando.
• A mi esposa Mary, de quien aprendí muchas de las cosas que no hubiera sabido ver en mi vida de no haber sido por ella. Gracias Mary.
• A mis hijos Mónica, Pablo, Silvina y Fabiana, motores de mis luchas y afanes. En especial, a mi hija Silvina, que pensó, diseñó y dio vida desde cero a la portada del libro – gracias Silvi – y a mi hija Fabiana, que para poner la foto de la contratapa me tomó decenas de fotografías. Gracias Fabi.
• Quiero agradecer también a mis compañeros del taller literario Crisol, que me soportan todo el tiempo, y en especial a Mariel y Alfredo, que nos brindan la hospitalidad de su hogar.
• Gracias a Alicia Digón, Carlos Kuraiem, Daniel Russo y Gino Vencivenga, quienes se prestaron a animar esta ceremonia, y a las autoridades de la Biblioteca Nacional, que nos facilitaron este hermoso salón.

Intencionalmente dejé para el final el agradecimiento a Ricardo Rubio.

Con Ricardo me une no sólo el afecto sino el hecho curioso de que ambos nacimos un 11 de mayo, aunque él es bastante más joven que yo (Parece más viejo, ¿no es cierto?).

Ricardo dirige el taller literario Crisol donde venimos trabajando desde hace alrededor de siete años y en este tiempo, con infinita paciencia, ha sabido dirigirme y sacar de mí la gran mayoría de las cosas que he podido volcar en mis poemas y relatos. Además, en un exceso de generosidad, accedió a prologar mi libro, me invitó a que yo prorrogara el de él y me ofreció la posibilidad de presentar juntos nuestros respectivos escritos. ¿Es necesario decir algo más? Sólo esto: muchas gracias Ricardo.

Y ahora les pido que aplaudamos y nos aplaudamos por haber podido estar aquí en este día.