Para todos aquellos que no tienen el libro impreso, a continuación les presento el prólogo al mismo que armó Ricardo Rubio.
Descendiente de las crónicas, de los “cuadros literarios” y del cuento popular, los minicuentos, minitextos o minirrelatos han encontrado una vacante dentro de este mundo presuroso y febril. Precisamente, y al efecto, Héctor Alberto Faga ha trabajado arduamente en la creación de este volumen de hechos imaginarios, que reúne ciento un relatos de variada índole y no se agotan en la sentencia ni en la ejemplaridad de aquello que siente como correcto o de lo que es oportuno denunciar, que son dos peldaños de la misma escalera. No en vano nuestra literatura cuentística comenzó con “El conde Lucanor”, libro que reúne 51 cuentos de diferentes orígenes, con remates moralizantes, escrito por el infante Don Juan Manuel en el siglo XIV.
Si bien la línea argumental de un relato puede estar apoyada tanto en un hecho real como en otro imaginario, es dable pensar que un autor no pueda evitar mostrarse a través de sus elecciones temáticas y las consecuencias de sus desenlaces, a través de sus puntos de vista o del ángulo desde donde teje sus argumentos. De modo que no es sólo un juego de palabras decir “ciento un relatos que siento uno”; el autor siente todos estos textos como si fueran un único cuerpo literario, exponiendo así la identificación.
A lo largo del libro, recorreremos distintos estados de ánimo, variados paisajes y múltiples circunstancias; todas ellas nutren efectiva y afectivamente la variedad temática, la prodigalidad imaginativa y el preciosismo verbal, que halla su apogeo en el ritmo y en la sonoridad de un estilo sereno y maduro, como así también en una mano segura, de muy clara pluma y de síntesis dispuesta por el buen tino.
No tiene este apunte la intención de panegírico, pero es este instante -fijo también en el espacio-, el apropiado para el aplauso, y me permito así esgrimir una voz exaltada por esta aportación a las letras castellanas, que al efecto rinden cuentas las narraciones que a la sazón continúan.
Poeta y hombre de empresa, abrazado también por la narrativa, Héctor Alberto Faga abre este portal al universo de la magia y de la creación, este acceso a su cosmogonía.