Corazón de mujer
El muro tiene una pequeña puerta
y una ventana más pequeña aún.
Los ruidos se deslizan por el vano
amortiguados apenas
por un paño incoloro.
La luz viborea en el silencio
y la brisa rebota sobre el vidrio repartido.
Aún así, la ventana está entornada.
La puerta, en cambio, no se abre.
La ventana del cuarto
En la pared más lejana
donde te recostás para evitarme
un hueco toma el lugar de los ladrillos.
Por él huyen las sombras
cuando la luz del día gotea al interior
y el cuarto se anima de presencias.
Un cristal destemplado corta el silencio
y los sonidos se encaraman en la brisa
hasta tocar tu rostro y mi después.
29.
He pagado culpas
por huellas que no dejé
en tiempos que no pasaron,
30.
Contemplación. Silencio.
Designios oscuros en la primera plana
del periódico que escribo cada día
para aprender a vivir,
para aprender a morir.