1. Percepciones (I)Hay melodías atribuladas de misterio.
El silencio despierta.
Es un sutil diagrama de colores,
una efusión de caricias al ras de los sentidos
embriagadas de tiempo.
2. LiberaciónOye el silencio
de un paseo infantil por la vereda en ruinas.
Enciende la mirada
aunque el cansancio quiera detenerte.
Vuela más allá, donde todo es certeza,
hasta tu propio vuelo.
3. Color olvidoUn silencio de piedras me aparta del camino.
Son gemas de distancia
ocultas tras una mirada que perturba.
Reposan en el tiempo y nacen a mi olvido.
4. SentimientoEn medio del espacio,
perdidas en la multitud de los silencios,
hay voces que reclaman un presente
que aún no es.
5. AcasoEl amanecer encapsula los silencios.
La nada
- inserta en el tal vez -
disimula la ausencia de sentido.
6. Más alláLa palabra remueve los silencios
enancada en un espacio sin fronteras.
7. ÍntimoEl vacío ocupa los instantes.
Se apagan las palabras.
Es tiempo de silencio.
Los ojos buscan esa nada cercanamente oculta,
lejanamente misteriosa.
Los sentidos se tensan, la razón se oscurece.
La piel se vuelve seda, lana, terciopelo,
se perfuma de ocio, se acaricia,
siente cosquillas de la vida, se emociona.
No hay cómo ni por qué;
sólo distancia.
8. DesveloHay un eclipse de miedos en el sol.
Tanto he pensado un cielo imaginario
de puntos luminosos y oscuridad vacía.
Tanto he sentido la brisa sobre el rostro
y el adiós en la mirada.
Tanto he visitado las distancias,
los espacios en sombra, los silencios,
que las palabras
hoy sangran en mis labios.
9. ImpotenciaLa nada me encierra entre silencios;
me abruma la voracidad de la palabra.
10. PalabrasLas palabras son destinos pronunciados.
Las palabras se intrusan bajo la piel.
Hurgan en el silencio.
Se despiertan al ritmo de voces que se nublan
porque claman sin fe,
porque responden preguntas sin sentido,
porque son algarabía,
porque no hay libertad que las impulse,
no hay destino que las acaricie,
no hay amor que las contenga.
Las palabras se mecen huérfanas de tiempo,
se vuelven mariposas,
se infinitan.
Las palabras se repiten pero cambian,
gritan ayeres implacables,
definen nuestro tiempo y se agotan
en la percusión de los sonidos.
Las palabras nacen y no mueren
jamás.